varear

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Dice el Diccionario de la lengua española, en la edición del tricentenario, que, en Uruguay, una de las acepciones de varear es “llevar a los niños de paseo para que gasten energía y se tranquilicen”, voz que no deja de tener su lógica. Pero en nuestro país la palabra varear hace que, de inmediato, se nos aparezca la imagen de una oliva. Uno de los frutos del campo que más se identifican con España, pues no en vano este país cuenta con el 25% de la superficie olivarera mundial. Y uno de los olores más intensos y que más asociamos con la preparación de alimentos. Ya se imaginan que ese es el motivo de la entrada de hoy, el producto por antonomasia de la aceituna, el aceite de oliva.

Pero antes permítanme un desahogo. Habrá que “varear”, en el sentido uruguayo, a los responsables del Ministerio de Agricultura y Pesca, Alimentación y Medio Ambiente, comenzando por su titular, para que, una vez que les haya dado el aire y gastadas las energías que dedican a otras cuestiones, como el asunto ACUAMED, “se pongan las pilas”, como se dice aquí, y nos proporcionen estadísticas actuales sobre alimentación y producciones agrarias, como se hacía hace un tiempo. Informar sobre alimentos y sobre la industria alimentaria, uno de los motores de la exportación española, es importante. Pero debe ser que al ministerio no se lo parece.

La industria del aceite de oliva, con la que tuve alguna relación hace muchos años, es, o debería ser, una parte fundamental de la industria alimentaria española y de sus exportaciones. Por eso me causó preocupación que la famosa DEOLEO, propietaria de las emblemáticas marcas CARBONELL, KOIPE o ELOSUA, y que cotiza en la bolsa española, haya anunciado una reducción de su capital social para compensar pérdidas, lo que significa que sus principales accionistas y gestores no creen en la misma, pues si creyeran aportarían nuevo capital para compensar el desfase patrimonial existente. Esta empresa, cuyo principal accionista es un fondo de capital riesgo, CVC, es la principal operadora en el exterior del aceite de oliva con marca y fue, en otro tiempo, una importante fuente de empleo para Andalucía. Ahora nadie parece interesarse por la misma. En el enlace que sigue pueden consultar una rápida reseña del devenir histórico de la empresa, en la que también hubo de todo lo imaginable.

Para centrar la importancia del sector, aunque estoy seguro que a nadie se le escapa su valor, pueden ver a continuación un cuadro con el importe y las cuantías de nuestras exportaciones e importaciones de aceite de oliva desde comienzos de siglo.

El primer dato significativo a destacar en estos 17 años es que el precio medio del aceite de oliva exportado siempre es superior al precio medio del aceite de oliva importado. Además, los años en que las importaciones adquieren una mayor importancia respecto de las exportaciones, coinciden con años de reducida cosecha y altos precios en el mercado. En los últimos 7 años, las exportaciones han sido superiores a las 850.000 toneladas anuales, superiores al 65% de las producciones totales que estima ASOLIVA, la Asociación Española de la Industria y Comercio Exportador de Aceites de Oliva y Aceites de Orujo. Dice ASOLIVA que el 80% del aceite de oliva se produce en Andalucía, por eso sorprende que el gobierno de aquella comunidad autónoma no haya tomado alguna medida con relación a DEOLEO o al menos cierto interés en asegurar su continuidad.

El desarrollo ramplón no es el mejor método para propiciar el avance económico y la mejora de una industria necesitada de apoyo institucional, pues sigue sufriendo uno de los principales problemas que han limitado tradicionalmente su capacidad exportadora, la ausencia de marcas poderosas en las que basar las ventas al exterior. Tengan en cuenta que la primera marca a nivel mundial es italiana, BERTOLLI, propiedad de DEOLEO. Para que se hagan una idea de lo que afirmo, en el ranking de empresas del sector por facturación en 2015, que nos ofrece elEconomista.es, la primera empresa española que figura es MIGUEL GALLEGO, S.A. (MIGASA), empresa radicada en Sevilla y de clara vocación de venta a granel. Y llamo desarrollo ramplón a verlas venir, que es lo que está ocurriendo con el sector, en general, y con DEOLEO, en particular. Sería razonable que la administración se implique en el apoyo a un sector estratégico por lo que supone de fijación de población, por el mantenimiento de una industria y por el comercio exterior que conlleva. No basta con que las exportaciones aumenten, más parece que nos compran y no que se vende, hay que investigar y dinamizar un sector con un alto potencial para la generación de valor añadido.

Y es que las cifras de exportación de aceite de oliva que veíamos más arriba, demuestran que no es cierto que este sea un sector en declive, más bien todo lo contrario. La tercera empresa del sector ACEITES DEL SUR-COOSUR también tuvo pérdidas en el año 2015, ligerísimas pérdidas, provocadas por los desajustes entre los precios de campaña y la traslación de los mismos a las grandes cadenas de distribución, pero siguió con su tendencia de aumento de ventas y de empleo. Nada que ver con las pérdidas declaradas por DEOLEO de 179 millones de euros en 2016, 62 millones de euros en 2015 y 74 millones de euros en 2014. ¿Podrían desaparecer CARBONELL o KOIPE del mercado? ¿Alguien trabaja para evitar el cierre de esta empresa? No tengo la sensación de que haya planes de apoyo. Por cierto, conviene recordar que una parte de las acciones de DEOLEO que posee el fondo de capital riesgo CVC proceden de Bankia y BMN, dos entidades financieras rescatadas por el Estado.

Mientras tanto se ha puesto en marcha una campaña contra el consumo de aceite de palma, al parecer por cuestiones relacionadas con la salud. También se afirma en el artículo que ya existe un grupo de presión en defensa de dicha grasa vegetal. Supongo que la defensa será por su menor coste como ingrediente industrial. En el cuadro que sigue a continuación pueden ver las importaciones de las grasas vegetales más importantes, entre las que destaca la sorprendente evolución de las de los aceites de palma y girasol.

Ya ven cómo se las gasta el aceite de palma. Por eso, habrá que hacer algo, además de mirar al tendido, con el aumento de precios en origen del aceite de oliva que se ha producido en los últimos años y que castiga seriamente a la industria y a la utilización del producto por el resto de la industria alimentaria. Con tan descomunal aumento de las importaciones de aceite de palma no es de extrañar que alguien se haya alarmado. Y es que mientras dábamos palmas por el aumento de precios del aceite de oliva, el aceite de palma se llevaba la ídem. En el periodo analizado las importaciones de aceites de palma y girasol se han multiplicado por más de 10. Y damos la voz de alarma ahora, una vez que el problema es mayúsculo y difícilmente soluble.

Si a todo lo anterior añadimos que el aceite de oliva pierde terreno entre los consumidores, por falta de apoyo institucional, dentro de poco podremos apagar un sector de extraordinario interés desde todos los puntos de vista. Por cierto, sin ánimo de alarmar, la producción nacional de aceite de colza se ha multiplicado por 3 en los últimos 3 años.

2 comentarios en “varear

  1. Bernardo

    Por cierto, dado mi pasado familiar, lo que me sugiere la palabra «varear» es la preparación de la lana para la confección de colchones de dicho material con una vara curvada

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  2. Bernardo

    Las exportaciones de aceite de oliva español van mayoritariamente, según creo haber leído, a alimentar, mediante ventas a granel, a envasadores extranjeros, italianos en su mayoría, que lo venden bajo sus propias marcas con un margen grande sin otra aportación que su envasado en botellas pequeñas.
    Quizás una de las soluciones sea invertir en la creación y promoción en los principales mercados de marcas propias.
    Pero me temo que eso es incompatible con haber dejado que las principales empresas del sector estén en manos extranjeras y menos aún con la falta de interés real por parte de los gobiernos correspondientes, nacional y autonómicos.

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