incívicos

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Dice el diccionario de la Academia que el civismo es, en una de sus acepciones, el celo y generosidad al servicio de los demás ciudadanos. En otros términos, ser cívico es ir más allá de las normas y pensar en los demás. Sí, pensar en los demás cuando hacemos algo. Eso que, desgraciadamente, cada día abunda menos.

Para que vean hasta que punto puede alcanzar la falta de civismo, les ofrezco una imagen de una calle cualquiera de Madrid en la que dos vehículos han detenido sus vehículos en doble fila a la misma altura en los dos lados de la calle y, lógicamente, el autobús que viene detrás que espere. Qué más da a cuantas personas hagamos esperar.

doblesfilasLos conductores y ocupantes no estaban en ninguna farmacia, comprando medicamentos. Los de uno de los vehículos estaban en un bar, tarea de suma urgencia.

¿Necesariamente tenían que aparcar uno frente a otro?

¿Tan difícil es darse cuenta de que no somos el ombligo del mundo?

¿Qué enseñarán estos padres a sus hijos?

Claro que cuando ciertas conductoras, con relieve público, huyen de la autoridad y no son detenidas, ¿qué vamos a esperar del resto de ciudadanos?

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