En nuestro país no está generalizado el sentimiento de que los bienes públicos son de todos los ciudadanos y no de los gobernantes o de los funcionarios de las distintas administraciones públicas, aunque algunos de los primeros hablen del aeropuerto del abuelo. Y no está generalizado porque no tenemos la percepción de que esos bienes públicos los hemos pagado con nuestros impuestos o con deuda que habrá que devolver a los prestamistas, también con nuestros impuestos.
Desde que entramos en crisis, allá por el año 2008; aunque la realidad es que, como país, habíamos entrado en crisis muchísimo antes; se habla con frecuencia de la deuda pública y, de tapadillo, de la deuda privada
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