Tenemos un problema energético en España, también en Europa, pues no somos independientes en el abastecimiento de fuentes de energía primarias. Pero no crean que, aparentemente, sea un tema de vital importancia. En el Tratado de Funcionamiento de la Unión Europea, al tema de la energía se le dedica el artículo 194, los mismos que al turismo o a la protección civil.
En España, después de años de intentar poner en marcha una industria relacionada con las energías renovables y de apostar por la cogeneración, nos enfrentamos de golpe con un cambio brusco de política energética que supone, en términos coloquiales, el desmantelamiento del sector de las energías renovables y una imposición fiscal sobre la cogeneración. Sin olvidar los cambios en las normas que regulan el sector eléctrico, ahora por aquí, mañana por allá. Tan es así que hay quien no quiere invertir por ello y de eso se hace eco la prensa, solo que en pequeñito, no sea que el «capitán trueno» se irrite.
Crisis energética
Desde hace meses vivimos una crisis en el este de Europa que, en parte, viene motivada por cuestiones de tipo energético, pues están en juego intereses en el suministro de gas y qué redes de transporte se desarrollarán en el futuro. A todo esto, uno de los patrocinadores de la archifamosa champions league es Gazprom, líder mundial en el suministro de gas, propiedad del estado ruso. Gazprom nace de la mano de quien, años después, sería embajador de Rusia en Ucrania, desde 2001 hasta el 2009. Ya nos lo advirtió la canción, ¡la vida te da sorpresas, sorpresas te da la vida!
La Hora del Planeta
Y en estas llegaron los de WWF, entidad de la que debo reconocer no guardo buen recuerdo desde que, hace casi quince años, me demostraran un espíritu mercantil en un proyecto formativo, decía que llegaron los de WWF y pusieron en marcha la hora del planeta, que este año se celebra el 29 de marzo, de 20:00 a 21:00 (hora oficial de España), que es una convocatoria para luchar contra el cambio climático. Eso sí, nadie nos habla de los costes asociados a los desplazamientos de los ‘horaplanetarios’ o a causa del seguimiento de los medios a los apagones y manifestaciones.
En esta fiebre por introducir cambios en nuestras formas de vida, no siempre con espíritu de progreso, y aunque les pueda parecer mentira que guarden relación con la energía, nos encontramos con el competidor virtual del real de a ocho, el bitcoin (ya sé que no tengo abuela). Por cierto, hace poco se ha descubierto una estafa con esta supermoneda que era supersegura. Pues bien, el revolucionario bitcoin consume una cantidad de energía apabullante. Pero de eso, salvo el Sr. Krugman, nadie nos habla. Y no sé por qué.
Pero no crean que en el fin de semana terminan nuestros esfuerzos energéticos. En la madrugada del sábado 29 al domingo 30 de marzo, a las 02:00, habrá que adelantar los relojes una hora, a las 02:00 serán las 03:00, por mor de un acuerdo de la extinta Comunidad Económica Europea, seguida por una directiva de la Unión Europea, para ahorra energía. Y parece ser que tiene sus efectos de ahorro, aunque también tiene sus efectos en la alteración del sueño de las personas y en el comportamiento de los animales.
Y dicho todo lo anterior, ¿disponemos de una política de ahorro energético?, ¿se adoptan medidas reales que nos sirvan para ahorrar energía en el devenir cotidiano?
Es frecuente que suframos un calor insoportable en algunos espacios interiores abiertos al público, ya sean dependencias públicas o privadas, ¿no se pueden reducir esas temperaturas excesivas?
Climatización desmedida
No es extraño que en algunos edificios de viviendas se sientan calores veraniegos en meses invernales u otoñales, ¿no se podrían reducir las temperaturas y horas de funcionamiento para no encontrarse con la calefacción en marcha y las ventanas de las viviendas abiertas?
Suele ser habitual ver iluminaciones de fachadas, incluso de interiores, de locales comerciales de forma desmesurada. Como el de la imagen que ilustra este artículo, tomada a las 08:00 horas de un día de marzo, en el que se observa la excesiva iluminación de la fachada de un establecimiento cerrado por inactividad, ¿no es posible limitar la potencia de estos focos que alumbran al sol?
No hace mucho se hizo pública la imagen del derroche lumínico en España. Aún recuerdo de mi visita a la preciosa y encantadora isla de La Palma, la impecable iluminación de las calles de sus ciudades, que alumbraban al suelo, no al cielo. A lo mejor exagero, pero me preocupa el derroche energético. Reducir costes nos hace más eficientes. Y la energía es un coste, en algunos sectores tan o más importante que los costes laborales.