carbón para Nadal

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No se equivoquen de Nadal, hoy les hablo de la energía eléctrica, de eso que vulgarmente llamamos la luz. De eso que, nuevamente, ha sido motivo de una gran atención por todos los medios en las últimas fechas. Proceso en el que, por primera vez, hemos contado con un pronosticador avezado que nos hablaba de las próximas subidas del precio, como si con él no fuera la cosa. Me refiero al ministro de Energía, Turismo y Agenda Digital, Álvaro Nadal, hermano gemelo del anterior Secretario de Estado de Energía, Alberto Nadal, y autor del galimatías eléctrico en el que estamos metidos. El Nadal ministro nos informaba igual que un tertuliano.

Pero acudamos a los expertos para enterarnos del porqué de las cosas. Antes de enfadarse, tiempo tendrán para ello, les sugiero la lectura de este artículo reciente de un experto en la materia. Hablar de la electricidad parece fácil porque, apretamos un interruptor y, ¡eureka!, se ilumina la habitación. Pero no es una cuestión sencilla, es un asunto bastante complejo. La electricidad es una energía secundaria, que se obtiene por medio del aprovechamiento o explotación de energías primarias, básicamente, como son agua, gas, carbón, petróleo, viento, etc. Pero con una característica, muy singular, que la convierte en un producto difícil de tratar. La energía eléctrica no se puede almacenar. No existen depósitos de electricidad con los que atender los picos de demanda o recoger los excesos de producción. Si no produces suficiente, las industrias o los hogares se quedan sin energía, y si produces de más, se pierde.

Subestación eléctricaOtra cuestión a considerar en alguna de las tecnologías utilizadas en la producción eléctrica es que, como ocurre en la nuclear por razones técnicas, las centrales productoras no se pueden detener o poner marcha en cualquier momento, lo que influye en la determinación de que energías utilizar en cada momento. En esta página web pueden conocer, de manera continuada, la generación de electricidad en las últimas 24 horas en España, con datos de Red Eléctrica de España, SA, en cuya página web pueden ver el seguimiento de la demanda real, de la prevista y de la programada.

Esa imposibilidad de almacenamiento de la energía eléctrica supone un quebradero de cabeza para los técnicos, pues deben de tener, en permanente estado de uso, una capacidad de producción adicional. Y eso tiene coste. Imaginen que no pueden almacenar alimentos en casa y deben salir a comprar cada vez que tienen hambre, ¿cómo saciarían su necesidad si no hubiera tiendas permanentemente abiertas? Con el coste añadido que ello supone. Pero no comparemos la electricidad con los alimentos, porque no tienen relación alguna. No voy a caer en el error del analista que en un diario comparaba los KWh con plátanos. Les aseguro que me extrañó el producto elegido por el autor para comparar. Y como todo buen neoclásico, lo primero que ve al analizar los costes del producto son impuestos, yo pensaba que el primer coste era el de la energía primaria usada para obtener la electricidad, pero para los amantes del ‘laissez faire, laissez passer’ esto es secundario, nunca mejor dicho. Y no se olviden que cuando habla del pianista se está refiriendo a las compañías eléctricas, que al parecer nada tienen que ver en la formación del precio de la luz.

Pero en algo estoy de acuerdo con el analista citado, desconozco la causa por la que un consumidor doméstico debe pagar el KWh a un precio muy superior al del consumidor industrial, el doble, aproximadamente. Es cierto que los costes de distribución aumentan al reducir la tensión de las líneas de transporte, pero me parece desmesurada la diferencia. En el cuadro que pueden ver a continuación, obtenido de la información estadística que figura en la web del Ministerio de Energía, Turismo y Agenda Digital,

Precio neto de la electricidad 2012-2016el precio del KWh para el uso doméstico es muy superior al de uso industrial y con una variación dispar en el tiempo, baja más el de uso industrial que el doméstico. Y ya que estamos en esto de los precios y del mercado, veamos que nos dice la muy locuaz en otros asuntos Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC) en su Informe de Supervisión del Mercado Peninsular de Producción de Energía Eléctrica. Año 2015, del 20 de diciembre de 2016. Para empezar, afirma:

“El coste derivado de estos mercados representa en la factura eléctrica (sin impuestos ni IVA) en torno al 50% para un consumidor tipo doméstico de electricidad, y un 70% para un consumidor industrial. El resto del coste de la factura se debe a los peajes y cargos que deben retribuir los costes regulados del sistema. De ahí la importancia de analizar en profundidad la evolución durante el año 2015 de los diferentes mercados, así como de los factores que afectan a los mismos. En particular, en este informe de supervisión se analizan dos características muy relevantes en el mercado de electricidad que son la seguridad de suministro y el nivel de competencia.”

Pero del análisis de la formación de los precios, casi nada de nada. Aunque si uno es perseverante y avanza en el informe, en la página 46 nos encontramos con:

Torre de tendido eléctrico“Otro indicador que permite analizar si los agentes podrían estar utilizando su posición para obtener unos beneficios anormales es intentar explicar el precio del mercado, atendiendo a la evolución de los costes de oportunidad de las centrales de generación. A este respecto, el precio del mercado diario español queda explicado durante el año 2015, con carácter general, atendiendo a la participación de las energías renovables, a la evolución de la demanda (y en particular del hueco térmico), a la evolución del precio del carbón, y en episodios puntuales, al precio del gas natural. En particular, el contexto registrado en 2015 de menor participación de energías renovables y de elevadas temperaturas en los meses de verano, ha propiciado el incremento del precio del mercado con respecto al año anterior, a pesar de la evolución decreciente del precio del gas natural. En concreto, se ha situado en 50,32 €/MWh en 2015, frente a 42,13 €/MWh en 2014.”

Y termina el resumen del capítulo 4 con estas palabras: “Todo ello, se encuentra actualmente bajo un análisis más profundo por parte de esta Comisión.”

Vamos, que en 2015 se produjo un incremento de precio del 19,4%, a pesar de la caída del precio del gas y del precio del carbón en el mercado internacional. Y dicho esto, ¿cuánto tiempo más necesita la CNMC para estudiar profundamente este asunto? Porque el impuesto al sol y a la cogeneración, implantado en 2012, solo ha servido para encarecer la electricidad. En el cuadro anterior se puede comprobar como nuestra electricidad es más cara que en Alemania, Francia o Portugal y, en ocasiones, que en el Reino Unido, que es una isla. Y no olvidemos que España tiene el dudoso honor de ser el país que más aumentó las importaciones de carbón en el mundo en 2016. Algo incomprensible si se tiene en cuenta que el consumo de carbón en la producción de energía eléctrica es una de las principales fuentes de generación de CO2, pues las energías fósiles son altamente contaminantes, el carbón especialmente. Tan es así que la participación del carbón en la producción eléctrica es superior a su peso relativo entre las fuentes de energía eléctrica instaladas.

La última ocurrencia es achacar la subida a las exportaciones de electricidad a Francia, por el parón nuclear para revisar sus centrales, sobre todo cuando no se explican las causas de una afirmación tan rotunda. Pues, aunque haya que producir más energía con fuentes de mayor coste unitario, son cantidades de producción elevadas las que nos demandan, y aseguradas en el tiempo, que reducen los costes fijos repercutibles en la producción obtenida que es mayor, por lo que se debería producir una reducción del precio. Pero un mercado en el que el precio, para todos, lo fija la fuente más cara de las utilizadas, con regocijo general, está sujeto a posibles manipulaciones de ese precio. Con razón la fiscalía se ha interesado en ello. Yo, de momento, me limito a sugerir carbón, del que tanto gustan, para los Nadal.

Este asunto requiere una explicación seria y transparente, más allá de los plátanos, porque sino, al final, vamos a tener que darle la razón a Gabinete Caligari.

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