competencia…

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Si escribo Long-Term Capital Management es posible que la mayoría de ustedes no sepan a qué me refiero y, sin embargo, si lo escribo en el famoso buscador Google me aparecen 28.600.000 referencias, aproximadamente. Pues bien, Long Term Capital Management (LTCM para los amigos) fue un famoso y efímero fondo de inversión, nacido en 1994 y fenecido en marzo de 2000 (hace ahora 14 años), que representó el paradigma de los efectos de la desregulación del sector financiero y de las diversas crisis que nos pueden asaltar en cualquier momento. Y no piensen que LTCM no contaba con buenos gestores, dos de ellos compartieron el premio Nobel de economía de 1997, Scholes y Merton. El primero de ellos ya había contribuido a la economía financiera, en unión de Fisher Black, al aportarnos la famosa fórmula Black-Scholes para calcular el precio de un derivado. Nadie quería hablar mucho de aquello cuando ocurrió, ni siquiera tiempo después cuando se hundió el banco de inversión Bear Stearns en marzo de 2008, suceso que anticipaba, sin saberse, el superterremoto que iba a ocurrir unos meses después, el 15 de septiembre de 2008, la desaparición del gran banco de inversión Lehman Brothers, que se había fundado en 1850.

Ese gran gurú de la predicción económica que es el Fondo Monetario Internacional (FMI), en la época en que su Director Gerente era un gran doctor en economía y futuro banquero, Rodrigo de Rato y Figaredo, hoy consejero de Banco Santander, en el informe de primavera de 2007 nos anunciaba que la economía mundial estaba en uno de sus momentos cumbre. Y tenían razón. Y se aseguraba que el crecimiento continuaría e incluso llegaría a Japón Y se equivocaron. Nos caímos, con todo el equipo, desde la famosa cumbre, por una abrupta ladera montañosa llena de gigantescas zarzas que nos han marcado el cuerpo para el futuro de manera indeleble. Seguramente sanaremos, no sabemos aún cuando, pero las cicatrices quedarán para siempre.

Nadie habló entonces, como casi nadie lo hace ahora, que economía de mercado es sinónimo de competencia, no de esquilmar o laminar al prójimo y que la competencia requiere reglas de juego y, ¡vaya por donde!, competidores. Es asombroso que haya que decir esto en la segunda década del siglo XXI. Pero deben de ser competidores competentes, valga la redundancia. No se es competidor si no se es competente. LTCM no fue competencia, porque no fue competente, a veces no basta con tener el Nobel. Lehman Brothers, que fue competente durante muchos años, dejó de serlo aunque no se sabía por falta de información y falta de transparencia, por lo que no pudo sobrevivir al engaño, echando por la borda los más de 150 años de historia.

CNMC

Sede de la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia

Y a pesar de lo padecido, de lo leído, de lo no tratado en nuestro Congreso de los Diputados y del recuento de los daños que hemos sufrido, hete aquí que seguimos igual que estábamos o, si me apuran, peor. Porque el tiempo pasa y no hacemos nada de nada. Y el tiempo es un elemento fundamental en el mundo financiero. Esperando a Godot, digo a la UE, no se ha cambiado, en profundidad, la regulación del sector financiero y la banca en la sombra sigue su actividad rampante. Esperando a la UE no se ha cambiado la débil actuación de los supervisores y seguimos actuando de aquella manera. Esperando a la UE seguimos sin respetar las más elementales normas de lo que debería ser una economía de mercado, que se basa, entre otros y según explicaban en primero de la facultad, en información accesible a todos los operadores.

Recuerdo que a día de hoy la crisis bancaria que hemos padecido en nuestro país se ha llevado por delante a casi la mitad de las entidades que componían el sector financiero español, entre desaparecidos en combate y dañados protegidos por el estado. Y el coste para las arcas públicas ha sido monumental. Mis artículos anteriores (aquí y aquí) sobre los costes y sobre el asunto de la adjudicación de Catalunya Banc, el último fiasco hasta la fecha, pero que no será el último en la carrera.

Si a todo lo anterior le añadimos que España es un país para iniciados. Las indicaciones o señales o instrucciones son escasas o están sumamente escondidas y eso que hoy en día contamos con un medio de información, Internet, tan fantástico, pues vamos apañados. ¿Han intentado alguna vez realizar una gestión, de cualquier índole, utilizando solamente las instrucciones escritas que estuvieran al alcance de su mano? Imposible lograr el objetivo, al final hay que preguntar al “viejo” del lugar para saber cual es método o el camino correcto.

Pues bien, esperando a Godot, los acontecimientos se siguen produciendo sin que nadie nos saque de este marasmo y parálisis general. A estas alturas del año la SAREB (Sociedad de Gestión de Activos procedentes de la Reestructuración Bancaria), esa institución, a cuya presidenta no le gusta que le digan que es un banco malo, y que gestiona, es un decir, casi 200.000 activos con un valor nominal de algo más de 55.000 millones de euros no ha presentado aún el informe Semestral del 1º semestre de 2014, ¿Por qué? En una entrada anterior (aquí) les hablaba de esta sociedad que resulta ser un dechado de actividad y les comentaba los fantásticos sueldos que percibían los más de 200 empleados de la misma, ¿No son suficientes empleados para hacer público el citado informe?, ¿Será que están aún con el inventario de activos que al cierre del ejercicio 2013 no estaba completo? Porque deben saber que la SAREB fue haciéndose cargo de activos de entidades bancarias sin que estuvieran debidamente identificados en su momento; ese inventario detallado también lo hemos pagado entre todos.

Por si no bastara con la concentración bancaria que se estaba produciendo con el proceso de adjudicación de entidades, en estos días se hace público que CaixaBank adquiere la red de oficinas de Barclays que, ¡Oh, sorpresa!, perdía dinero en España desde 2011. No puedo creer que un banco estuviera perdiendo dinero desde 2011 y nadie se hubiera hecho eco de ello, ni nadie hubiera puesto el grito en el cielo. Claro que es un súper banco, el mismo que, casualmente, se quedó con una parte de los despojos de Lehman Brothers. Lo destacado es que disminuye el número de competidores.

Pero lo más extraño es que una entidad como CaixaBank, a la que según los expertos le sobran oficinas por un tubo, haya decidido incorporar otras 270 oficinas más, por las que va a pagar un precio de 3 millones de euros por cada una de ellas, aproximadamente.

Por cierto, por si alguien pensaba que los actores citados en este post sobre falta de transparencia, falta de información, reducción del número de competidores y, por todo ello, limitación de una muy limitada economía de mercado, no estaban vinculados entre sí, de una u otra manera, les recuerdo que el penúltimo Consejero Delegado de Barclays en España es el actual Consejero Delegado de la SAREB…

Aquí encontrarán una interesante historia sobre Barclays en España, de esas que pasan desapercibidas pero que son demostrativas de la necesidad de más transparencia e información.

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