fútbol, negocio y descaro (I)

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Aunque parezca sorprendente, hablar de fútbol es hablar de intangibles. Así que, a vueltas con los intangibles, es lícito preguntarse ¿qué son los intangibles? Pues son aquello que no se puede tocar. En el caso de nuestro país, incluida Cataluña especialmente, el fútbol es uno de nuestros principales intangibles, en este caso porque no se toca, ni, en la medida en que sería necesario, se quiere tocar. Hay muchos interesados en dejarlo estar. Pero la realidad es tozuda y ni es posible dejarlo pasar porque, a pesar de los deseos de los ensimismados que viven allende el Ebro, y de acuerdo con Monterroso, cuando despertaron el dinosaurio seguía allí. En este caso las deudas y las pérdidas.

El fútbol mueve muchos millones de euros, según el Consejo Superior de Deportes el fútbol profesional de primera y segunda división tuvo, en la temporada 2020/2021, en conjunto unos ingresos de casi 3.900 millones de euros y desde la vertiente de los gastos alcanzó un volumen de casi 4.800 millones de euros, con unas pérdidas de casi 900 millones de euros. ¡Ahí es ná! que decía el otro. Sin abusar de la demagogia, pérdidas que han ido a parar al bolsillo de unos pocos porque el principal capítulo de gastos del fútbol profesional es el de personal y los futbolistas, baloncestistas y técnicos cobran una pasta gansa, que se lo pregunten al club que es más que un club.

El fútbol profesional ya atravesó una grave crisis y Hacienda, que somos todos, y la Seguridad Social se pusieron serios y exigieron que se pagara hasta el último euro, para lo que tuvieron que apretarse el cinto, no mucho, dicho sea de paso, pero se lo apretaron. Lo fundamental es que se impusieron ciertas normas y se aplicaron algunos criterios para aumentar la transparencia en un mundo opaco. Pero de la misma forma que la alegría suele durar poco en la casa del pobre, el buen hacer se ha ido perdiendo con el paso del tiempo y volvemos a las andadas. 900 millones de euros, 150.000 millones de las antiguas pesetas, perdidos en un solo año y lo que te rondaré morena porque las pérdidas van a seguir, en su conjunto, al menos un par de años más.

Y nadie destaca la inmensidad del engaño. Empecemos por los medios de comunicación que han volcado un manto de silencio sobre la quiebra económica del que fue el club de fútbol más rico del mundo, aquél en el que jugaron la mayoría de las máximas figuras del balompié, el Fútbol Club Barcelona, que ha terminado la temporada 2021/2022 con un patrimonio neto negativo de más de 350 millones de euros y más de 1.500 millones de euros de deuda. Si el Barcelona fuera una sociedad mercantil estaría en causa de disolución o debería efectuar una ampliación de capital social de 400 millones de euros, como mínimo. Como ejemplo del manto de silencio, por su reiteración a la hora de extender el velo, tenemos el caso del diario El País que, al hilo de las “palancas” activadas por los directivos del Barcelona para hacer posible que se pudiera fichar a nuevos jugadores, y como si las deudas se hubieran evaporado de un plumazo, publicó un artículo en el que seguían dando cuerda a la cometa del despilfarro financiero, ¡podían seguir pagando esos sueldos de 30 o 40 o 50 millones de euros anuales como si nada, ya llegará el año que viene!

A pesar de lo publicado por ese grupo mediático y por otros, o mejor dicho, por lo no publicado, debemos saber que no hay milagros, el Barcelona ha vendido durante los próximos 25 años el 25% de los derechos televisivos y de otros canales para generar recursos publicitarios, de tal forma que los ingresos obtenidos no son tales, a pesar de lo que diga su auditor, es un adelanto de los ingresos que supuestamente se obtendrán en el futuro, que es cuando se podrán devengar, porque mientras tanto es una deuda. Y es que, debería contestar el auditor, ¿qué ocurrirá si dichos derechos se reducen o desaparecen antes de materializarse? Aquí entra en juego el manejo de los intangibles.

Casualmente el Real Madrid Club de Fútbol ha firmado un acuerdo similar con la misma entidad y también ha vendido derechos por espacio de 20 años, aunque se desconoce el porcentaje. No obstante, la diferencia en la situación económica y financiera de ambos clubes es que el Real Madrid, si eliminamos la deuda por la remodelación del estadio, no tiene deudas y tiene un patrimonio neto positivo de más de 500 millones de euros. Es una gran diferencia. Lo cierto es que ambos clubs han debido crear sociedades mercantiles dependientes de los mismos para la explotación de los derechos televisivos y de gestión de los estadios. Algo similar a lo que hizo en su día otro club que no tiene la estructura de sociedad anónima deportiva, el Athletic Club de Bilbao, para canalizar las ayudas de entidades públicas en la construcción del nuevo estadio de San Mamés. ¿El único camino de salida será la superliga?

Continuará en la próxima entrada.

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