IIVTNU y suelo

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No me ha entrado un desvarío ni quiero epatar buscando acrónimos raros para despistar. Nada de eso, me limito a hablar de cosas muy cotidianas y que la mayoría de los que leen estas páginas, gracias por ello, han sufrido en sus propias carnes. Sí, carnes, dados sus efectos. Porque esa cosa tan rara, de la que hablo más abajo, es el muy famoso Impuesto sobre el Incremento de Valor de los Terrenos de Naturaleza Urbana (IIVTNU) que está salvando a los ayuntamientos de la crisis y golpeando injustamente el bolsillo de muchos ciudadanos, pero no adelantemos acontecimientos.

También les hablo de suelo, porque las variaciones del valor del suelo es la base mágica del citado IIVTNU, cuya vida sea escasa en sus actuales términos. El suelo, ese elemento tan fantástico, del que estamos tan sobrados, aunque no lo crean, pero cuyo valor ha traído de cabeza a medio país, incluidas las entidades financieras que acumulan una gran cantidad de metros cuadrados en sus tripas, de la misma forma que el llamado ‘banco malo’, la SAREB (Sociedad de Gestión de Activos procedentes de la Reestructuración Bancaria) de la que nos ocuparemos en fechas cercanas.

La valoración y tasación del suelo, sobre el que el gobierno de la España que iba bien hizo una ley en 1998, pasó a ser motivo de preocupación para los expertos desde la publicación de dicha ley en el Boletín Oficial del Estado un 14 de abril, vaya día eligieron, porque empezamos a hablar de futuribles y la especulación desmedida y sin control, eso que años después dimos en llamar codicia o exuberancia irracional o avaricia, se desbocó. Y de las tierras secas del agro mezcladas con aquella lluvia fina, ¿recuerdan?, vinieron los lodos que arramblaron con nuestra economía, aprovechando que la crisis financiera mundial nos acogió en su seno.

Suelo urnanizable en ValdeluzEs por todo esto que, una vez que han pasado unos años, podemos analizar con perspectiva y comprobar los daños colaterales, como se dice en los partes de guerra modernos, que semejantes delirios de grandeza han causado. El gobierno siguiente, el del amable personaje de Disney, intentó corregir el tiro con una nueva ley sobre la valoración del suelo, de la que ahora se van a cumplir 9 años, pero ya era demasiado tarde, no sabían que podían usar sin límite alguno, como se ha hecho en los últimos años, ese elemento tan moderno y democrático llamado decreto-ley. Por cierto, esta ley y la anterior están derogadas. El último gobierno también ha querido dejar su huella para la historia y, por lo que se empieza a ver, tampoco va a resolver el problema.

Como ya he comentado en alguna ocasión anterior, para ser un país tan volcado sobre el ladrillo las estadísticas sobre vivienda y asuntos conexos escasean, pero alguna hay disponible. El cuadro siguiente, obtenido a partir de datos del Ministerio de Fomento, refleja la evolución del precio del suelo urbano desde el año 2004, la estadística no está disponible para años anteriores, ¡vaya casualidad! Y al ver los datos uno se lleva grandes sorpresas.

Variación precio del suelo 2005-2015En toda España, en promedio, en el periodo analizado, el precio del suelo ha caído un 32% y eso que en el citado periodo todavía se incluyen varios años de la burbuja. Si el cálculo lo hacemos poniendo en relación los precios de 2015 con los de 2007 el descenso es del 45%. En todas las comunidades autónomas han caído los precios del suelo, en algunas superan el 50%, lo que asegura la disponibilidad de suelo urbanizable para unos cuantos años, en algunos casos para muchos años. La situación es la misma cuando se analiza lo ocurrido en los municipios de más de 50.000 habitantes, si me apuran algo peor.

Pues bien, ya sabemos que el suelo urbano ha caído de precio en toda España en los últimos 11 años, más fuertemente en los últimos 8 y, en general, ha ocurrido en cualquier localidad, grande o pequeña, de cualquier comunidad autónoma. Y es lógica esa caída de precios porque disponemos de suelo urbanizado y urbanizable en cantidades más que considerables. Sin olvidar el stock de viviendas nuevas sin vender, de lo que también nos informa el Ministerio de Fomento, ¡vaya!, también solo desde el 2004. Y que nos dice que el stock de viviendas nuevas sin vender en España al terminar 2014 era de 535.734 viviendas más que las que había el 1 de enero de 2004. Repito, no es realmente el stock, es la variación del stock. Y solo hay tres provincias en las que el stock esté igual que entonces, Badajoz, Cáceres y Cantabria.

Y a la vista de esos datos y de otros análisis de expertos ¿cómo es posible que los ayuntamientos no se hayan enterado y sigan diciendo que el valor del suelo de naturaleza urbana ha aumentado de valor?

Solares sin urbanizar en MadridSé que no es lo mismo valor y precio, como bien nos advirtió Antonio Machado, pero estarán de acuerdo conmigo en que alguna relación tienen entre sí. Y si el precio del suelo cae de manera sistemática desde hace varios años ¿por qué el IIVTNU o antigua plusvalía municipal sube y sube sin parar? Dice la Ley de Hacienda Locales del IIVTNU que “… es un tributo directo que grava el incremento de valor que experimenten dichos terrenos y se ponga de manifiesto a consecuencia de la transmisión de la propiedad de los terrenos por cualquier título o de la constitución o transmisión de cualquier derecho real de goce, limitativo del dominio, sobre los referidos terrenos.”

Con razón los tribunales de justicia se están empezando a plantear las injustas liquidaciones que por este impuesto están girando algunos ayuntamientos. Porque en muchos casos no se ha producido incremento de valor, es decir, no se ha producido el hecho imponible. Muy al contrario, la venta se ha producido a un precio inferior al del coste de adquisición. Y algunos tribunales ya han acudido al Tribunal Constitucional para que, único procedimiento existente, se pronuncie al respecto y aprecie la inconstitucionalidad de la forma de cálculo establecida para liquidar el tributo por no ajustarse a lo dispuesto en los artículos 24 y 31 de la Constitución Española, que todavía existe y asegura que estamos sometidos a ciertos principios de equidad.

En una liquidación del IIVTNU del Ayuntamiento de Madrid, a la que he tenido acceso hace poco, han tenido que pagar por el impuesto 6.000 euros porque el Ayuntamiento afirma que en dicho inmueble se ha producido en 18 años un incremento en el valor del terreno del 51%, una ganga. El tipo impositivo que aplica el Ayuntamiento de Madrid es del 29%, casi en el límite superior del tipo legal aplicable que es del 30%. Nada dice la ley del tipo mínimo aplicable.

Seguimos instalados en que las subidas de precio eran normales y claro todo subía. Pues no, las subidas de precios eran habituales, no normales. Normales son las subidas y las bajadas.

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