… pescar
Qué recuerdos me trae la palabra auditoría. Me vienen a la memoria los tiempos en que confundían a los auditores con los auditores de guerra del ejercito. No crean que bromeo, era un puesto muy crítico dentro del entramado militar. Para descubrir los significados de la palabra auditor, a secas, o con algún complemento, de guerra o de la nunciatura, les sugiero que consulten esta página de la Real Academia Española.
Eran los mismos tiempos en que casi no existían libros traducidos del inglés al español sobre los principios, normas y técnicas de auditoría. Tiempos en que ser auditor, aunque fueras interno, era una profesión o función de prestigio. Tiempos en los que haberte formado en los rudimentos de la auditoría en Arthur Andersen era un sinónimo de formar parte de los elegidos. Arthur Andersen ya no existe.
Parafraseando a un presidente del gobierno español, ya fallecido, eran tiempos distintos y distantes. Yo añadiría que eran muy distintos y muy distantes. Distantes porque hablo de hace más de treinta años, distantes porque existía una regulación, eso sí en el extranjero, y una ética que obligaban. Pero no se confundan, la labor de un auditor no es descubrir fraudes, aunque a veces se logra, y puedo dar fe de ello, otras no, y también puedo dar fe. Su labor era verificar que la información contable, por ser más precisos, reflejaba la realidad y se elaboraba de acuerdo a una norma, fijada de antemano.
Modernización y Auditoría
Pero pasados los años de aquella etapa, en la que se trabajaba con libros traducidos del inglés en México y Argentina porque aquí se vendían, a lo sumo, cien o doscientos ejemplares, España se hizo moderna y mayor de edad. Se produjo una adaptación de normas internacionales, se adoptan normas contables y se aprueba una norma sobre auditoría, laxa si se quiere, pero norma al fin y al cabo. Estamos hablando del año 1988, cuando se regula la auditoría de cuentas de manera específica por primera vez. Fíjense que en el preámbulo de la Ley se decía, “Esta transparencia en la información económico-contable de la empresa es un elemento consustancial al sistema de economía de mercado, recogido en el articulo 38 de la Constitución.”
Y la norma creó el Instituto de Contabilidad y Auditoría de Cuentas (ICAC), al que le corresponden, además de las funciones que legalmente tiene atribuidas, el control y disciplina del ejercicio de la actividad de auditoría de cuentas regulada en esa Ley y de los auditores de cuentas. Es decir, se ocupa de supervisar la labor desarrollada por los auditores. Y aquí quiero manifestar que, opinión fundada en la experiencia percibida de su actividad, el ICAC es un organismo que ejerce poca supervisión y provoca una aparente disciplina sobre la profesión.
Caso Pescanova
A comienzos de 2013 se hace público que la empresa PESCANOVA tiene ciertas dificultades financieras, que solicita el preconcurso de acreedores y que la Comisión Nacional del Mercado de Valores insta a su consejo de administración a que aprueben las cuentas anuales del ejercicio 2012 y aclaren cuál es la deuda real de la sociedad. El auditor de cuentas desde hace años es BDO. Estamos hablando de marzo de 2013, ya se sabe que la deuda es mayor que la registrada en las cuentas anuales, ¿cuánto mayor? Simplemente pasaba de 1.500 millones de euros a 3.000 millones de euros, eso sí, aproximadamente. ¿Y los auditores que decían? Silencio. ¿Y el ICAC que decía?, Silencio administrativo.
Lean el artículo de La Voz de Galicia sobre el expediente que ha decidido abrir el ICAC a la empresa de auditoría BDO y a uno de sus socios, en marzo de 2014, porque no tiene desperdicio. Me «encantan» los largos plazos que conceden algunos organismos supervisores españoles a ciertas entidades. Por eso es que antiguamente los auditores sí sabían pescar.
Tan solo por apuntar un dato. El pasado 14 de diciembre tenía lugar en Madrid y Barcelona la segunda prueba del examen de acceso al ROAC convocada por el ICAC. Pues bien, después de 3 meses todavía no se han publicado las calificaciones y algunos no sabemos si 🙂 ó 🙁 …
Excelente artículo.
Se demuestra, lamentablemente, una vez más, que tantas Comisiones, Institutos y organismos paragubernamentales no dejan de ser más que entidades de relativa poca utilidad. Su lentitud, formas y efectos así lo demuestran.
Pescanova es un ejemplo significativo en el que, quizás, BDO ha hecho ‘la vista gorda’ para mantener la cuenta sin prever las consecuencias. Es probable que creyesen que tratándose de Pescanova, nadie se metería ‘en profundidades’. Pues en menudo hoyo se han metido Sousa y BDO. Y la ICAC y la CNMV, para no variar, a verlas venir. ¡Con la pasta que cuestan!
Como siempre, este país es un absoluto cachondeo. Es que no hay forma alguna de que las miles de leyes españolas se cumplan. No lo sé, pero creo que debemos ser el país más regulado del mundo y el que más incumple. Ya sabemos que habría sido de BDO si esto fuese USA. Los habrían lapidado ya y mandado a todos a la cárcel para evitar al menos que sigan certificando la contabilidad de las empresas que auditan. Yo cometo una infracción de velocidad y recibo una carta intimidatoria del Estado con recargo del 20% y sin embargo los de BDO se equivocan en ¡¡¡1.500 millones de €!!! y la multa es de ¡¡¡SOLO!!! 12.000€. Arrrrgggggghhh. Es para suicidarse….