no se asusten, quéjense

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coronavirus 7
3-05-2020

Han pasado 50 días desde la declaración del estado de alarma, ya sé que para algunos parecen una eternidad, pero solo han sido siete semanas, menos tiempo del que tenemos todos para devolver un cargo en la cuenta bancaria, ni tan siquiera el periodo de las declaraciones de IVA más habituales, la mitad del ciclo académico de las actuales asignaturas universitarias, un periodo inferior al de las estaciones, no llega a alcanzar una temporada televisiva, en fin, menos de dos meses. Y ya podemos volver a salir a la calle, con restricciones, con horarios, con límites de alejamiento, pero salimos. Fíjense, la Confederación Española de Organizaciones Empresariales (CEOE) presentará mañana, 51 días después, sus propuestas, en el mismo plazo en el que el Gobierno ha tenido que dictar multitud de normas.

Y dado el comportamiento y las reacciones de muchos ciudadanos, en la época de mayor consumo televisivo y radiofónico de la historia, amén del acceso a los medios por Internet, hemos de concluir que ese comportamiento responde a los mensajes que les llegan desde los medios de comunicación, lo que, siento decirlo, significa que el comportamiento de los medios deja mucho que desear, especialmente porque en el mundo de la globalización, la situación en otros países no nos llega adecuadamente. Y esto ocurre con todo, y es que solo nos llegan desde fuera las noticias positivas. Conocer lo que ocurre en otros lugares es necesario porque nos sirve para, por comparación, apreciar lo que somos. Les recuerdo una frase de Jorge Semprún, “menos prozac y más viajar”.

¿Y a cuento de qué vienen estos comentarios?, a ciertos datos que se han hecho públicos en estos últimos días y que solo transmiten miedo y leídos en los titulares, en bruto, significan poco menos que la fin del mundo, que decían nuestros mayores. Para algunos es el apocalipsis, es como si más allá de nuestras fronteras todo fuera alegría y prosperidad, como si allende los mares los países estuvieran en el mundo de los unicornios rosas, como si el coronavirus que nos tiene a resguardo fuera exclusivo de España. Nada de ello es cierto, fuera están como nosotros e incluso peor en algunos países, nadie se salva de la pandemia, que por eso es una pandemia, en todos los sentidos, en el sanitario y en el económico.

Habrán leído que el Gobierno estima que la caída del PIB (producto interior bruto) en 2020 será del 9,2%, lo que no deja de tener su lógica. Casi la mitad del país se encuentra en paro durante dos meses, es decir el 16,6% del año y si tenemos en cuenta que el turismo, 14% del PIB, ha sido total durante ese periodo e incluso más allá del horizonte temporal al que me refiero, es comprensible que la caída sea la estimada por el Gobierno. Y menos mal que habrá ayudas públicas porque si no fuera así la caída sería mayor aún. También ha dicho el Gobierno que el crecimiento esperado del PIB en 2021 será del 6,8%, significa que 18 meses después habríamos recuperado, en teoría, el nivel del 97% del PIB a diciembre de 2019. Una situación difícil, por supuesto, un problema relevante para la historia vivencial de un par de generaciones, por supuesto. Pero casi todas las generaciones han tenido problemas en su devenir vital, circunstancias que le han impedido un desarrollo constante, pero no el desarrollo.

Dice el dicho popular que mal de muchos, consuelo de tontos; porque no por muy extendido que esté un problema lo vamos a sobrellevar mejor. Pero al menos nos sirve para saber que seremos más los que debemos encontrar la solución y, como dice el mismo refranero, cuatro ojos ven más que dos. Les digo todo esto porque, partiendo de que la caída del PIB en España en el primer trimestre ha sido del 5,2%, dato que hay que tomar con pinzas como nos advierte el INE (Instituto Nacional de Estadística), en el resto ocurren estas cosas:

En China la caída del PIB será del 6,8% en el primer trimestre, la primera caída desde 1976.

El desempleo en EE UU se ha disparado a tasas parecidas a las de la Gran Depresión de 1929.

El PIB en Italia cae un 4,7% en el primer trimestre y al encadenar dos trimestres seguidos en negativo, entra técnicamente en recesión.

EL PIB de EE UU disminuyó un 4,8% en términos anualizados, que es como se ofrece la información de los demás países, en el primer trimestre del año.

La economía francesa sufre una caída record del PIB en el primer trimestre del año del 5,8% y entra técnicamente en recesión.

Y no dispongo de más datos porque aún no se han publicado, algunos países tardan en ofrecer las estadísticas más que el INE. Pero cuando se hagan públicas, aunque los principales medios españoles no las destacarán, serán del mismo orden. Porque estas cifras, décima más o menos, son del mismo orden de magnitud, caídas de entre el 4,5% y 6% del PIB, algo que no ocurría desde hace…

Moto abandonada en Madrid el 30 de abril de 2020 por la policía municipal

Ese es el problema, que no tenemos precedentes para saber que se hizo en ocasiones similares con anterioridad, no disponemos de esas ocasiones similares. Aunque tenemos algunos referentes. Ya saben que no me gusta comparar esta situación con lo ocurrido en la crisis de 2007, que fue una crisis de valores, mientras esta es una crisis de actividad por la crisis sanitaria; pero no puedo negar que algunas referencias nos pueden servir. Como dice hoy el economista Paul De Grauwe en el diario El País en una entrevista, “hay que evitar que la deuda obligue a pasar otros 10 años de austeridad”, proponiendo una monetización de la deuda que deben afrontar ciertos países, entre ellos España, para salir de la situación. Vamos, algo más extremo que lo que planteaba desde este blog hace menos de un mes en el coronavirus 4. Él llega al límite de la deuda perpetua y al tipo del 0% para que sea el Banco Central Europeo quién compre esos títulos, yo hablaba del mercado, a muy largo plazo y con interés real, porque hay suficiente liquidez en el mercado y tampoco hay que jugar con la inflación.

Hay soluciones porque es un problema general, no es un problema local. Hay soluciones porque en un mundo tan interdependiente, las caídas de países de primer nivel arrastrarían a otros en sus caídas. Y no olviden que España es la cuarta economía de la Unión Europea (UE) e Italia la tercera. Ya sabemos que los austeros hanseáticos, que se sienten por encima del bien y del mal, están dispuestos a llegar a la ruptura de la UE si fuera necesario con tal de no ceder en sus posiciones, pero también son conscientes de que esa ruptura les afectaría tanto como a nosotros, porque fuera de la UE ninguno podría defenderse en el mundo actual. Por eso, no se asusten, preocúpense, pero sin apocalipsis.

Las comunidades autónomas son las que mejor han entendido lo que está pasando, por una parte, se quejan de todo, especialmente los nacionalistas o independentistas que consideran inadecuado el estado de alarma, a cada uno de ellos les gustaría tener el suyo propio, como si de estados diferentes se tratara. Por otra parte, ponen la mano a las ayudas del Gobierno de 30.000 millones, de los cuales 16.000 millones no serán reintegrables, hasta los presidentes del PP aplauden la decisión, los nacionalistas e independentistas no aplauden porque la independencia no se vende, aunque pondrán la mano, ¿también los de los fueros?

Les repito, no se asusten. Lo que sí deben hacer es quejarse. Por supuesto. Dada la cantidad de quejicas que han aparecido. Ayer leía a uno de los últimos quejicas en llegar, el ciclista Perico Delgado, se quejaba en Twitter de que los horarios para practicar el ciclismo son inadecuados, ¿él se queja de horarios?, será mejor no remover la historia de sus retrasos. Porque todo el mundo, quizá por la calor cerebral que provoca el confinamiento, se siente con derecho a quejarse, en defender la excepcionalidad de cualquier colectivo para saltarse las normas. Y eso por no hablar de las dudas que plantean los ciudadanos sobre las normas dictadas. El otro día escuché a una madre preguntar por la radio si al salir con los pequeños a la calle se les podía llevar cogidos de la mano, tremendo.

Así que quéjense, no lo duden, y por si no se les ocurren quejas, les voy a confiar algunas de las mías para ayudarles a reflexionar. Pero antes déjenme que les recomiende una encuesta que publica hoy La Vanguardia, con una advertencia, las respuestas a la cuarta pregunta de cada bloque oscilan entre 0 y 10, no son como las demás.

Mi mayor queja es la de tener que soportar a tanto quejica y la de querer sacarle punta a todo.

Estado de una calle de Madrid el 3 de mayo de 2020

Me quejo de la presidenta de la comunidad autónoma en la que vivo que se permite hablar mal, defender la comida basura y hacer publicidad gratuita de marcas comerciales, al tiempo que monta espectáculos impropios en tiempos de pandemia.

Me quejo de los ayuntamientos, empezando por el de mí ciudad, que no han aprovechado el tiempo para poner las ciudades a punto y están sucias y destartaladas.

Me quejo del Gobierno que no ha sabido informar y a su vez no ha exigido a las televisiones autonómicas que informen, consintiendo la propaganda, en entes que reciben muchas subvenciones.

Ya ven, es muy fácil. Cuídense, disfruten de los paseos y sigan con atención las noticias, no los chascarrillos.

Un comentario en “no se asusten, quéjense

  1. Luis Vega

    Como otro muchos, querido Pedro Luis, tu artículo del 30-05-2020 es muy interesante. Tanto, que me invita a hacer algunas reflexiones en cuanto a lo que a quejas se refiere. Mis quejas se dirigen a:
    MEDIOS DE COMUNICACIÓN: Coincido contigo en que su actuación ha sido manifiestamente mejorable. Envolver la gestión con el papel de estraza de la ideología nunca es conveniente ni aconsejable.
    Han hurtado información interesantísima. Con una crisis de alcance global, solo han habido fugaces destellos informativos de Francia, Reino Unido y EEUU. Utilizados como palanca de apoyo para justificar la actuación en España. Si bien, de los americanos, se han centrado en el grotesco show diario de Trump.
    No he leído ni visto en TV, qué han hecho en Alemania o en Grecia o en Portugal, para tratar semejante problema con tales resultados. Oportunidades han habido muchas, entre ellas la más significativa, los famosos recortes en Sanidad. Habría sido muy didáctico contar cómo lo han hecho en Grecia y Portugal, tras unos recortes sufridos desde 2009 del 40% y 13% respectivamente en este capítulo del presupuesto.
    Y de las redes sociales, qué decir, estando sujetas al escrutinio del Ministerio del Interior, a la vista del ‘lapsus’ del General Santiago.
    GOBIERNO: En su calidad de Ejecutivo, le exijo gestión de conjunto eficaz. No lo espero eficiente, dado los mimbres con que cuenta. Ha dispuesto de las informaciones necesarias y las recomendaciones suficientes para haber actuado, al menos, desde tres semanas antes de cuando lo hizo. Hoy el escenario sería muy distinto.
    Nos cuenta, en tediosas e interminables apariciones televisivas, el Presidente, que actúan según las indicaciones del Comité de Expertos. Para un problema mayúsculo, de entidad sanitaria, clama al cielo que solo haya un experto en emergencias sanitarias, que es el Dr. Simón. Las idas y venidas del Dr. Simón desde Enero, indican que u obedece consignas o está bastante perdido. Su principal papel es transmitir números, que se manejan a conveniencia. Por ejemplo la cifra de contagiados no incluye el personal sanitario afectado que se cifra en 44.000. De los fallecidos, ya ni hablamos. Venimos ocupando el desastroso segundo puesto, detrás de Bélgica, pero no se dice que los belgas han hecho PCR’s masivos. Me temo que si aquí se hace este test, tal como pide con insistencia la OMS, las cifras de contagiados y fallecidos se dispararían.
    Siempre se ha considerado, en situaciones de máxima crisis, la conveniencia de crear una «task force» con miembros de reconocido prestigio e independientes. Echo en falta que el Gabinete de Crisis no tenga personalidades como los doctores Miguel Hernán, Luis Enjuanes, Vicente Soriano o Tomas Pueyo. Este último, ingeniero, que ha analizado y tratado el Covid19, consultado por medio mundo, menos por nosotros.
    Y persistimos en el error. Si exceptuamos a la Sra. Calviño y al Sr. Escrivá, en asuntos económicos, todo el mundo quiere tocar tecla sin tener ni idea de música ni siquiera del instrumento. Otra vez, se hace imprescindible un Gabinete de Crisis para atender el desastre económico, formado por economistas expertos, de los que tenemos una lista importante.
    Pero así, asistimos a apariciones de la Ministra de Trabajo, a cual más sonrojante, o bien los intentos de Iglesias por ‘comerle el bocadillo’ a la Sra. Calviño. Ni que decir tienen las intervenciones desahogadas de los ministros Avalos y Grande Marlaska que, a veces, ensombrecen a Trump.
    Con ese equipazo, no por calidad sino por cantidad, que nos cuesta el dinero que no tenemos y que no paran de aumentar, el horizonte no es que muestre nubarrones, sino una tormenta de piedras. Y desde luego, que nadie espere una auditoría del gasto con la tijera en la mano. De paraguas ya haremos los funcionarios y los pensionistas.
    Con todo esto, querido Pedro Luis, tus quejas sobre la Comunidad de Madrid o el Ayuntamiento, en las actuales circunstancias me parecen casi anecdóticas. Solo casi.
    Un fuerte abrazo.

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