resultados, ¿para quién?

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Hasta que las facultades mentales se lo permitieron, hace de esto más de 20 años, mi padre fue un fino e incisivo analista de la actividad empresarial, a pesar de sus casi nulos estudios. Era un autodidacta en el amplio sentido de la expresión. Pero esa falta de formación la compensó con su afición por la lectura y su permanente afán por saber, que le llevaron a poder intervenir en debates que le estaban vedados a la mayoría. Al tiempo era hombre de refranes, muchos de ellos inventados por él mismo, con los que resumía lo que podían ser largas exposiciones. Hubiera sido un buen tuitero.

Una de sus máximas era, “donde no hay nada que ganar, la pérdida es segura”. Y con ella nos quería hacer ver que, en los negocios, no se jugaba al empate, porque siempre había costes que no se habían tenido en cuenta y en esos casos, la pérdida estaba asegurada. Pero, en contrapartida, no creía en los negocios donde los beneficios crecían de manera exponencial. Y, en cualquier caso, todos, de una u otra manera, debían participar de esos beneficios. Al hablar de todos se refería a todos los que contribuían a obtenerlos, accionistas, directores, empleados, etc. Pero a los que contribuían de verdad. Ya lo demostró una vez al cuestionarle al presidente de una gran compañía la oportunidad de que la misma tuviera 45 consejeros, por comparación con el Gobierno del país que solo tenía 17 ministros.

Esta reflexión me ha venido a la memoria al ver la cantidad de información explicativa y justificativa sobre los resultados que obtienen las empresas y que guardan relación directa con los niveles salariales y retributivos, en forma de veladas respuestas a los distintos análisis que se están produciendo sobre el aumento, indiscutible académicamente, de la desigualdad de rentas en España y en una gran parte del denominado primer mundo. Que el aumento de la desigualdad es incuestionable lo aseguran organizaciones tan poco laboralistas como la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) y pueden verlo en esta entrada en el real de a ocho de hace escasas fechas.

Ya en el número de febrero de la revista que publica el Servicio de Estudios de CaixaBank, S.A. se estudia el crecimiento de los beneficios de las empresas cotizadas en EEUU desde 1871, a través del análisis del resultado de las empresas pertenecientes al índice S&P 500, y se destaca que dicho crecimiento se ha acelerado en las dos últimas décadas a ritmos de crecimiento de un 4,5% anual promedio. Siendo el periodo de mayor crecimiento anual promedio. Y ello constituye un hecho destacado pues, entre medias de ese periodo 1995-2015, se han producido varias crisis, la más destacada la gran recesión de 2008. Y no creo que los avances tecnológicos puedan explicar la mayor parte de este avance en los beneficios empresariales, como se indica, de pasada, en el dossier de la revista.

La siguiente señal de que estábamos ante una campaña defensiva de los niveles retributivos de determinados grupos de la población me la proporcionó un estudio del que se hacía eco la Asociación Española de Directivos y que había sido elaborado por ICSA Grupo y EADA Business School en el que se afirma que en el periodo 2007-2016 las mayores ganancias salariales las han logrado los empleados, seguidos de los directivos y terminando por los mandos intermedios y que todos están por encima de la inflación acumulada. Ello vendría a desmentir que haya aumentado la desigualdad y que se haya perdido poder adquisitivo.Hay afirmaciones que conviene matizar y, salvo prueba en contrario, las estadísticas del INE (Instituto Nacional de Estadística), en mi opinión, muestran una realidad diferente. Vemos, en el cuadro anterior, la evolución entre 2007 y 2015 de los niveles inferiores y medios de los deciles de salarios brutos mensuales que nos ofrece la Encuesta de Población Activa.

Ya me dirán donde se encuentran esas claras ganancias que superen a la inflación acumulada del periodo, que podemos situar entre el 12,5 y el 13,5%. Tan solo a partir del decil 6 podemos hablar de ciertas recuperaciones de valor. Sin olvidar que estamos tratando de uno de los periodos de más baja inflación desde hace varias décadas. El auténtico avance, tanto en el nivel inferior como en el valor medio, se produce en el decil 10, que agrupa a los 1,5 millones de asalariados con mayor nivel de retribuciones del país. El 90% restante se mantiene dónde estaba o se encuentra en peor situación.

Recientemente se hacía público que el grupo hotelero MELIÁ había aumentado su beneficio en un 180% gracias a “la positiva evolución de su negocio hotelero”, según el comunicado de la empresa a la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) y que replicaba la prensa especializada. Que el año turístico había sido bueno en el país era de sobra conocido, pero estos resultados eran más que buenos y, sin embargo, no había constancia de una mejora salarial para los empleados. A lo mejor una parte del deslumbrante aumento de los resultados estaba ahí.

El INE publica mensualmente la Coyuntura Turística Hotelera, aquí pueden acceder a la correspondiente al mes de diciembre de 2016 y el año 2016 en su conjunto, en la que, entre otros, se analiza la rentabilidad de los establecimientos hoteleros, a través de dos indicadores de aceptación general. El ADR y el RevPAR.

El ADR es la tarifa media diaria que se aplica y el RevPAR son los ingresos por habitación disponible. Pues bien, el valor de dichos indicadores para 2016 y su variación con relación a 2015, a nivel nacional y por comunidades autónomas, es el siguienteYa ven que estamos hablando de incrementos de precios de más del 6% en algunos casos, con relación a 2015, y que, como consecuencia de unos mayores niveles de ocupación y menores descuentos aplicados, los ingresos por habitación disponible han aumentado, con relación a 2015, hasta niveles del 11%. No se sorprendan mucho, en el mes de enero de 2017, esos aumentos han sido del 28% y del 26%, respectivamente, en las Baleares y del 11,1% y del 13,6%, respectivamente, en las Canarias. Los precios en el sector han crecido en 2016 un promedio del 5,4%, para toda España y para todas las categorías. Vamos, que el sector está que lo tira y, como de costumbre, no servirá para mejorar la oferta. Sin olvidar las razones profundas de esta bonanza temporal.

En el XV Convenio colectivo sectorial de hostelería de la Comunidad Autónoma de las Islas Baleares, por usar un ejemplo, se han pactado incrementos salariales del 1,11% anual. En contrapartida, ¿Notaremos una mejora en las dotaciones de la oferta turística de la zona?, ¿Notaremos una mayor tecnificación de los establecimientos hoteleros?, ¿Mejorará la formación del personal?

¿Resultados para quién?

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