ausencias y carencias

No crean que son sinónimos. La ausencia es el alejamiento o separación de un lugar y también la privación o falta de algo. La carencia es la falta o privación de algo necesario. Ya ven que el matiz está en que sea necesario, en el segundo caso, y en la distancia en el primero. Al final volveremos sobre ello, gracias a la sabrosa intervención de uno de esos lúcidos personajes públicos, que pululan por España, y quieren darse a conocer por medio de chascarrillos y ocurrencias; como esa candidata municipal, muy conocida, que quiere implantar una nueva moneda en su ciudad y está dispuesta a hacerle “el favor” a las colindantes de compartirla en un futuro.

Pero regresemos al por qué cito ausencias y carencias. Nuestra economía está plagada de ambas. Dice la Seguridad Social que, a 31 de diciembre de 2014, tiene inscritas 1.255.613 empresas, de las que el 56,5% tienen entre 1 y 2 trabajadores, el siguiente tramo, entre 3 y 5 trabajadores, agrupa al 22% de las empresas. Eso nos da una idea de la dimensión del tejido empresarial. El 78% de las empresas tienen 5 o menos empleados. Nadie se ha ocupado de poner en práctica políticas que favorezcan el aumento del tamaño medio de las empresas, algo que las haría más competitivas con el exterior. La capacidad de innovación y desarrollo de una empresa es proporcionalmente directa a su dimensión. A este respecto es muy ilustrativo, solo que referido al sector industrial, este artículo del diario El País del que les dejo el enlace.

Pero tenemos ausencia de financiación. A pesar de los comentarios en sentido opuesto, hasta el mes de enero de este año la financiación a las empresas no ha hecho más que disminuir. Tan solo en los meses de febrero y marzo se ha estabilizado el saldo de crédito a las mismas. Y todo ello a pesar de los saneamientos llevados a cabo en el sistema financiero español, con el esfuerzo del conjunto del país. Las empresas no podrán acometer planes de inversión y renovación si no disponen de financiación para ello. Y esos planes son fundamentales si queremos que aumente el empleo.

No podía faltar en el capítulo de las ausencias la política energética, carente en la actualidad de todo sentido u orientación y que sea beneficiosa para el conjunto del sistema. Si algo tiene tenemos es la falta de eficiencia. En este caso carencia y ausencia al tiempo. No existe una política pública de eficiencia en el consumo, que no es simplemente reducir el nivel de consumo, sino hacer que aquél permita obtener un mayor rendimiento por unidad consumida. No disponemos de incentivos claros a las alternativas al consumo de combustibles fósiles. Para empezar, en un país en el que la cogeneración está penalizada por el estado, sin razón y sentido alguno, demuestra una falta total de conocimiento de donde está el futuro. Les dejo el enlace a la página web de la Asociación Española de Cogeneración (ACOGEN) para que comprueben de primera mano las quejas del sector. Por cierto, sector de naturaleza industrial que es generador de empleo.

Hace unos días, consultando las estadísticas sobre el transporte de viajeros, que periódica y regularmente publica nuestro querido Instituto Nacional de Estadística (INE), me di cuenta de un fenómeno curioso, el transporte de viajeros se mantenía estable, en número de viajeros transportados, desde 2007 con una ligera tendencia a la baja. Estoy hablando de transporte de viajeros en medios masivos de acceso público. En el transporte de viajeros en el ámbito urbano hemos pasado de los 255 millones de viajeros/mes de promedio de 2007 a los escasos 228 millones de viajeros/mes de promedio de 2014. A la vista del gráfico que les acompaño algunos argumentarán, con algo de razón, que la crisis ha incidido claramente en este fenómeno, al reducirse el número de trabajadores que se desplazan; pero me temo que esa tendencia menguante se habría puesto de manifiesto aún sin tener en cuenta la crisis, pues la pregunta a la que debemos contestar es ¿por qué no hemos conseguido reducir el número de personas que van a su trabajo en transporte privado?

Y si acudimos, para ver nuestra capacidad de diseño y generación de marcas, a la comercialización de dos productos de vital importancia para el sector agroalimentario español, como son el vino y el aceite, nos encontramos con que más del 70% de las exportaciones de aceite son a granel y más del 55% de las de vino. Ello significa ventas con muy bajo valor añadido, otra carencia de nuestra industria. También ello es algo sobre lo que debería incidir la política económica en el país. Un mayor desarrollo de las marcas comerciales permitiría un mayor valor añadido en nuestros productos. Y no se nos olvide que un mayor valor añadido supone más empleo y desarrollo empresarial.

Ya ven que las ausencias y carencias suponen una pérdida de empleo y competitividad. Lo que contradice la afirmación de aquellos que siempre ven como más competitivo un menor coste, no un mayor rendimiento. Las mejores marcas de automóviles no fabrican los vehículos más baratos. Pero claro, los que se dedican a decir estas cosas de la competitividad, también tienen ausencias y carencias. Carecen de seriedad y tiene ausente la austeridad, de la que tanto nos hablan.

Este es el caso de uno de estos aguerridos dirigentes empresariales, para más señas el vicepresidente de la CEOE, abogado, al que gusta de hacer chascarrillos sobre la subida salarial que quiere pactar dicha organización con los sindicatos. Y afirma que la subida será de hasta el 1%, lo que significa que será “desde el menos infinito al 1%” Dado que a este señor tan simpático le gustan los números negativos, habrá que explicarle que, en saber hacer y dadas sus carencias, alguien le puede otorgar un -273,15, vamos un cero absoluto.