¿ignorantes o indignos?

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coronavirus 3
5-04-2020

A los fallecidos con coronavirus, ya sean los fallecidos por su causa, como los llamados adelantados o los indirectos, mi respeto, y para los familiares y allegados que, en muchos casos, deben verlos partir en la distancia, mi afecto.

El mundo ha mutado. No crean que es una aseveración infundada, el ministro de Sanidad nos anuncia que se va a recomendar el uso de mascarillas, aunque no sé de donde las vamos a sacar los ciudadanos de a pie cuando no las tienen ni los sanitarios; en realidad es un aviso de una de las prácticas que deberemos seguir al reincorporarnos a la vida “normal”. ¿Cómo será la vida normal a partir de ahora? Nadie lo sabe, desde luego los informados medios de comunicación no tienen ni idea y eso que son tan documentados que anticipan las noticias, sin datos y sin criterio, tal y como hizo El País en la portada de su edición nacional y en la web del día 2 de abril, nada sabían aún, aunque lo intuían, pero todo era por ser los primeros en dar un remedo de noticia fúnebre, con perdón, aunque sin dato alguno que la justificara.

Nadie nos ha dicho por qué no se han puesto los talleres del textil a fabricar mascarillas como posesos, al igual que ha logrado el Ministerio de Industria la fabricación de respiradores al propiciar que dos empresas españolas sean capaces de fabricar 100 respiradores al día, al aunar sus esfuerzos y capacidades, esto sí debería ser noticia destacada. Claro que algún medio pretende desprestigiar la noticia, que al parecer es su objetivo, demostrando que no sabe de qué va el asunto.

Esto está ocurriendo todos los días desde finales de febrero, medios que anticipan, con razón o sin ella, lo que pueda ser desalentador o desmoralizador y ocultan lo alentador o generador de esperanza. Es práctica habitual generalizada, no crean que unos sí y otros no, todos, sin excepción, y a estas alturas de la película es desolador. Hasta se publican artículos en los que se manejan cifras inventadas, porque de ser ciertas habría paro cero en España. Como me señaló una persona, para buscar una explicación a las cifras, algo al alcance de los medios, deberíamos tener en cuenta que los países con mayor numero de contagiados, EE UU, España, Italia, Francia, coinciden, y no casualmente, con los que más turistas reciben al cabo del año. España recibió entre enero y febrero de este año casi 8,6 millones de turistas.

En el mundo financiero la confianza, el clima positivo, son fundamentales para seguir adelante, el pesimismo traba la actividad. De ahí que el clima negativo generado por ciertos medios y, por supuesto, ciertos políticos, contribuye a aumentar las consecuencias económicas desfavorables.

No es fácil en este ambiente que las medidas que las autoridades disponen sean cumplidas y, muchos menos, valoradas. Al final de esta semana ya no se habla de faltas de medidas económicas y sociales o de retraso en su ejecución porque no era cierto. Leyendo o escuchando a los responsables de ciertas organizaciones, empresariales y sindicales fundamentalmente, era evidente que nadie se hacía eco de lo difícil que resulta aplicar ciertas medidas para un número tan alto de afectados en tan poco espacio de tiempo. No, lo que les importaba, como dije la semana pasada era “y de lo mío qué”. Incluso una asociación dedicada al análisis de la transparencia normativa y de la gestión gubernamental estaba a la espera de las normas que se iban dictando para detectar fallos, sin importar la situación de emergencia en la que estamos. Es tan demencial el estado de crítica que mientras se pone como ejemplo a Corea del Sur por su gestión de la pandemia, basado en el seguimiento de la población, se critica la utilización de datos por el Ministerio de Sanidad para ello, que es lo que caracterizó a Corea del Sur.

El catálogo de las medidas dictadas por la Administración General del Estado relacionadas con la pandemia, desde la declaración del Estado de Alarma, hasta el 1 de abril, se incluye en este enlace. Es extenso el catálogo, especialmente porque no se puede abandonar la seguridad jurídica, por mucha alarma que pueda existir.

Y está todo tan alterado que hay que seguir con suma atención las ruedas de prensa de los ministros porque suelen ser ilustrativas y educativas. Hace años, al escuchar al ministro de Trabajo Manuel Pimentel, descubrí que, según él, hay jóvenes de menos de treinta años (literal), lo que suponía la existencia de jóvenes de más de treinta años, no explicó cuando se alcanzaba la edad adulta. Ese ejercicio de aprendizaje se mantiene hasta con el coronavirus, el pasado 2 de abril el ministro Escrivá nos informó que “es difícil hacer previsiones hacia adelante” (minuto 2:55), lo que venía a confirmar lo que me ha enseñado la experiencia y a la hora de escribir estas líneas aún no he descubierto los manuales para poder hacer previsiones hacia atrás.

Dicho todo eso, de lo que se trata es de salvar el mayor número de vidas posible con el menor daño posible. Esta es una pandemia intensa, de corta duración, con graves consecuencias en las personas mayores y algunas personas de menos de 65 años, edad a partir de la cual la letalidad crece de manera exponencial. Ello ya ocurría en otras epidemias o procesos infecciosos anteriores. Aún recuerdo las palabras del médico que me atendió cuando el sarampión o las paperas, «tienes suerte de haberlo tenido de niño».

Por eso hay que centrarse en la salud para salvar la economía. Economía que ha entrado en una fase de problemas de liquidez al que hay que dar respuesta desde el Estado. No es un problema de valores y de deuda, como en 2008, es un problema de liquidez. Una vez asegurada la estabilidad de los ingresos de los empleados afectados por la crisis temporal, hay que ayudar a resolver la situación de liquidez de las empresas.

No son baladí las medidas adoptadas por el Gobierno, básicamente los ERTE, los aplazamientos de cotizaciones e impuestos y los avales. Los ERTE han salvado del desempleo, hasta la fecha, a más de 900.000 personas, pero no son desempleadas porque no han perdido su puesto de trabajo, en todo caso la relación laboral ha quedado suspendida y siguen cobrando del Estado; cuando pase el Estado de Alarma volverán a su puesto y seguirán cobrando de las empresas. Pero los medios pretenden que figuren como parados para poder sacar titulares apocalípticos y se dicen las tonterías que se dicen.

La línea de avales, de 20.000 millones de euros, hay que dimensionarla por comparación, equivale a 3 veces los préstamos que el Instituto de Crédito Oficial (ICO) suele autorizar cada ejercicio. Y dicha línea de avales no quedará ahí. Pero para algunos no es suficiente, necesitan avanzar en el desmantelamiento del Estado, que ya no el de bienestar. Aunque dichas voces han remitido con la que está cayendo en EE UU, su marco ideal, donde en la última semana se han solicitado 10 millones de ayudas de desempleo, allí sí que esas peticiones aumentan las listas de desempleo, claro que nuestros medios las esconden.

Y las voces que gustan del ideal mercado del capitalismo salvaje piden dos cosas, a ver si cuelan, rebajas de impuestos y la posibilidad de efectuar despidos. ¿Por qué despidos si existen los ERTE vinculados al coronavirus? Porque piensan que luego, cuando pase la crisis podrán contratar al personal con contratos temporales y salarios más bajos, vamos, el empleo basura que nos ha llevado a donde nos ha llevado en años anteriores.

Y bajadas de impuestos ¿para qué? Si el beneficio es cero, qué más da que el impuesto sea del 25% que del 1%, si no hay base de tributación no hay pago. Eso en cuanto al beneficio sobre las ganancias, ya sea el que grava a las sociedades o el que grava a las personas físicas. En lo que concierne al IVA (Impuesto sobre el Valor Añadido) si no hay ventas no hay cobro del impuesto y, en consecuencia, no hay que hacer pagos al Estado, da igual el tipo impositivo, el 21% o el 4%. Pero lo que pasa es que si cuela, cuela, y a ver quién revierte después una bajada inútil de impuestos.

De lo que se trata es de mantener latente la capacidad de volver a funcionar en el momento en que la crisis remita, no de desmantelar nuestro paupérrimo estado del bienestar, ni tan siquiera de aprovechar la mayor crisis social en la historia reciente de este país para desestabilizar al Gobierno. Y esa pléyade de ignorantes e indignos están intentando crear un estado de opinión apocalíptico, al tiempo que pretenden debilitar al Gobierno, quizá por aquello de que a río revuelto ganancia de pescadores, y tenemos unos cuantos, lo malo es que, en esta ocasión, a río revuelto desaparecerían los peces y los pescadores.

Cuídense, por favor, y sigan las reglas.

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